Corrieron por toda la ciudad. Después de un día y una noche aún no sabían, o no se daban cuenta, o no querían saber, contra que luchaban.
Vieron una tenue luz azulada en un local que parecía estar
escondido entre las galerías del centro.
Corrieron un poco más tranquilos por la protección que les
brindaban los primeros rayos solares de la mañana.
Al entrar en la tienda se dieron cuenta que no había nada de lo que la gente considera importante,
pero a la vez estaba todo el conocimiento que muchos consideran inútil.
El lugar era enorme, mucho más de lo que la entada delataba.
Las paredes laterales y la del fondo estaban cubiertas de libros, comics,
novelas gráficas y películas además de una escalera móvil en cada una de ellas
ya que tendrían a lo menos 5 metros de altura. Se notaba que el segundo piso había
sido eliminado para darle más altura. También habían otras tres estanterías más pequeñas entra las paredes, detrás de
estas dos sillones que se veían bastante cómodos y una mesa redonda con seis
sillas. Entre los sillones y detrás de la mesa un pequeño mesón con un
computador, una silla bastante extraña y un timbre junto a un letrero pequeño
que decía “Prestamos. Toque solo si es estrictamente para pedir algo” detrás del
mesón se dieron cuenta que había un agujero que se dirigía a un subterráneo.
La sorpresa ya era mayúscula. Tuvieron toda la sensación de
haber entrado a una especie de TARDIS, pero además no era una tienda, sino una
biblioteca, una que estaba entre cafés con piernas y tiendas de carcasas para
celulares, pero que además no era cualquier biblioteca, era una que parecía abarcar
toda la cultura pop del mundo.
Dudaron por unos minutos sí tocar o no el timbre. El mensaje
decía que era estrictamente para pedir algo y ellos no lo harían, es más ni siquiera
sabían si podían hacerlo. Pero si era una biblioteca, había conocimiento y eso
era lo que ellos necesitaban, saber, entender, conocer que estaba pasando en
esta ciudad contaminada de algo o nada. Tocaron y esperaron.
A los pocos segundos apareció. Subió del agujero como
levitando. Tendría entre 35 a 38 años. Era alto, media fácilmente más de un metro ochenta, tenía una barba
prominente pero no de leñador, su pelo negro azabache era largo y parecía preocuparse de que le cubriera
las orejas pero no los ojos ya que lo tenía cortado con un flequillos que le cubría
la mitad de la frente, su nariz, aunque no aguileña era grandey estaba coronada por unos anteojos de marco grueso y negro. Vestía una
polera azul petróleo muy oscura que le hacían notar una pansa naciente, sus
pantalones eran de tela grises y ajustados y llevaba las clásicas converse all
stars negras. Miro fijamente levantando una ceja y pregunto -¿Qué desean?- Ante el
mutismo del grupo se dejó caer sobre su extraña silla, la que por fin
reconocieron como la silla del capitán del USS Enterprise, y volvió a hablar en
un tono muy flemático.
Es ilógico que vengan
hasta aquí, toquen el timbre y no pregunten nada.
Bueno de todas maneras yo ya me iba. –
Metió la mano bajo el mesón, saco un bolso de cuero café oscuro
y se lo cruzo sobre su hombro. De un cajón saco una Tablet y la puso en el
bolsillo principal de aquel bolso. Notaron que en el tirante que ahora le quedaba sobre el hombro izquierdo llevaba
clavado una insignia de oficial científico de Star Trek.
Cada día y en cada
lugar la situación se volvía un poco más bizarra, ahora habían encontrado un Hípster
Spock
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