miércoles, 11 de mayo de 2016

Leyendo a Murakami






     Creo que me viste en el bus. La verdad no lo sé. Te hice señas. Yo viajaba solo, leyendo a Murakami. Te hice más señas. 

     Estabas con tu novio. Deje de hacerte señas porque pensé que a mí no me gustaría que me interrumpieran al estar con mi novia. Bueno ya no estoy en esa etapa y, la verdad, a veces pienso si no hubiese sido mejor que me interrumpieran, que me rescataran, que alguien dejara atrás su lectura para venir en mi auxilio. No importa si era una mujer, un hombre o un gato, pero que viniera por mí y me despertara del letargo en que se suele convertir una relación formal. 

     La cosa es que no soy un héroe, además quien soy yo para ayudarte a salir de un lugar en el que tú misma decidiste entrar. 

     Ahora que pasaron los años pienso que todo es mejor así. Tú con tu novio en un bus hablando y mirándose a los ojos como enfermos, buscando en el otro algo que solo pueden encontrar dentro de si mismos. Yo por mi parte sigo aletargado, nadie llego a mi rescate ni yo junte el valor para escaparme, y no me arrepiento, después de todo soy lo que la gente llama "Un tipo feliz" aunque creo que me sigue faltando el gato. Es por eso que deje de hacerte señas y seguí leyendo a Murakami. 

      Si debo ser honesto tampoco es que fueron grandes señas. No hubo llamados, gritos, saltos, sólo una mirada y levantar la ceja, nada muy llamativo. 

     También es verdad que no conozco a tu novio. Recordaras que me cuesta hablar con gente que no conozco, es más, me es difícil hablar con la que conozco. Aunque supongo que si es tu novio debe ser un tipo interesante. Debe ser de esos que escucha The Stone Roses que no usa redes sociales y que lee Bukowski con devoción. A mí me gusta mucho Factótum pero por ahora sigo leyendo Murakami.



     Llegó la hora de bajar. Al ponerme de pie veo que llevas una bolsa con un gran paquete envuelto en papel de regalo. Saco cuentas mentales y recuerdo que hoy es tu cumpleaños. Eso explica las miradas, las sonrisas, todo. No creo que necesites un rescate, todos sonríen mas el día de su cumpleaños y, como dije, yo no tuve el mío y aquí me tienes leyendo a Murakami.


 

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